El arte de la pausa | Vivir despacio

Escondido entre las montañas del oeste de Maui, hay un lugar al que voy para escapar. Está a sólo unos kilómetros del ajetreo y el bullicio de la ciudad, pero el ruido del mundo de alguna manera desaparece en el bosque tropical. Aquí todo se ralentiza y el tiempo sólo lo cuenta el arroyo que corre a lo largo del valle.

Este es el lugar al que vengo a practicar el arte de no hacer nada. Puede parecer contradictorio en nuestro mundo ajetreado y acelerado, pero el ajetreo se ha convertido en un nuevo símbolo de estatus y todos somos culpables de ello. Nos esforzamos constantemente por lograr productividad y eficiencia, siempre intentando hacer más y más rápido.

Pero cuando somos conscientes y estamos profundamente en contacto con el momento presente, nuestra comprensión de lo que está sucediendo se profundiza y comenzamos a llenarnos de aceptación, alegría, paz y amor. Sin embargo, no hacer nada es todo un desafío en un mundo lleno de distracciones y acceso constante a entretenimiento y correos electrónicos.

No hacer nada es un arte que lleva tiempo dominar. Requiere tomarse el tiempo para disfrutar verdaderamente los momentos, ya sea saboreando una taza de café por la mañana o dando un paseo sin distracciones. Estos simples cambios pueden generar una sensación de calma y ayudarnos a apreciar los momentos simples y humildes de la vida.

Encontrar tiempo para no hacer nada puede ser un desafío, especialmente cuando tenemos numerosas responsabilidades. Sin embargo, es importante recordar que cuanto más tenemos entre manos, más tiempo necesitamos para nosotros mismos. No tiene por qué ser extravagante; puede ser tan simple como tomarse cinco minutos adicionales para almorzar lentamente o disfrutar del almuerzo en un parque cercano en lugar de en su escritorio.

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Diferentes culturas alrededor del mundo han adoptado el concepto de no hacer nada. Por ejemplo, en Italia existe una frase llamada «dolce far niente», que significa la dulzura de no hacer nada. Se refiere al placer que obtenemos al estar inactivos y abrazar plenamente el momento. De manera similar, los holandeses tienen un concepto de estilo de vida llamado «niksen», que significa no hacer nada sin un propósito. Se trata de permitir que nuestra mente divague y sueñe despierta.

No necesitamos viajar a montañas u otros países para abrazar el arte de no hacer nada. Es un cambio mental que se puede practicar en cualquier lugar y en cualquier momento. Al hacer una pausa y crear distancia entre nosotros y nuestras vidas ocupadas, podemos ganar claridad, restablecernos y encontrar la paz interior.

 

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