Estoy muy agradecido/a de poder trabajar desde casa. Una de las mayores ventajas para mí es poder ser flexible con mi horario. Puedo despertar cuando quiera, tomar largos descansos para almorzar e incluso pasear a mis perros en medio del día. Sin embargo, desde que trabajo desde casa, ha sido difícil establecer la línea entre el trabajo y mi vida personal.
A medida que los proyectos se acumulaban y asumía más responsabilidades, me di cuenta de que siempre estaba ocupado/a sin estar realmente productivo/a. La mayor parte de mi día estaba llena de solicitudes de colegas, preguntas y correos electrónicos de clientes. Sentía que me estiraban en muchas direcciones diferentes y que no podía dedicar toda mi atención a ninguna de estas tareas.
Esta es solo mi historia, pero parece que no soy el/la único/a que se siente así. Todos tenemos demasiado por hacer en nuestra cultura. La frase «estoy muy ocupado/a» es algo de lo que presumir, un símbolo de éxito y una insignia de honor que deseamos tener. Tal vez sea nuestra forma de justificar nuestro valor social, de hacerle saber al mundo que estamos trabajando hacia nuestras metas.
Pero cuando estamos demasiado ocupados para pasar tiempo con nuestros seres queridos o disfrutar de nuestras vidas, me hace preguntarme qué es lo que nos mantiene tan ocupados. Mantenerse ocupado parece lo correcto cuando el mundo entero parece moverse a un ritmo acelerado, pero creo que es necesario que hagamos una pausa y nos preguntemos si estamos enfocando nuestra energía en las cosas que son esenciales para nosotros.
La importancia del essentialismo
Encontré el essentialismo en el momento adecuado de mi viaje. Este concepto me hizo reflexionar sobre mis prioridades y reconsiderar cómo estaba gastando mi tiempo. Greg McKeown resumió perfectamente el essentialismo al afirmar que no se trata de cómo hacer más cosas, sino de cómo hacer las cosas correctas. No se trata solo de hacer menos por el simple hecho de hacer menos, sino de invertir sabiamente nuestro tiempo y energía para operar en nuestro punto más alto de contribución, haciendo solo lo que es esencial.
El essentialismo parece ser el complemento perfecto del minimalismo, ya que enfatiza la reducción de distracciones y desorden en nuestras vidas para que podamos centrarnos en lo que realmente nos importa. Este concepto no solo se aplica a nuestro trabajo y carreras, sino a todas las áreas de nuestras vidas.
Los no essentialistas piensan que pueden hacerlo todo, pero los essentialistas entienden que hay compensaciones en cuanto a tiempo y energía. Necesitamos separar lo esencial de lo no esencial porque no podemos cumplir todos nuestros compromisos con el trabajo, amigos, familia, eventos sociales y todo lo demás. Simplemente no hay suficiente tiempo.
Tomando decisiones basadas en lo esencial
Esto significa que lo que no hacemos es tan importante como lo que elegimos hacer. El essentialismo no trata de decir «no» con más frecuencia, sino de preguntarnos qué es lo más importante que podemos hacer en este momento. Esta pregunta puede guiarnos para clarificar nuestras metas y prioridades, y podemos decidir cuidadosamente cada acción y decisión al evaluar el costo de oportunidad.
Cuando nos damos permiso para dejar de intentar hacerlo todo, para dejar de decir «sí» a todo, podemos hacer la mayor contribución hacia las cosas que realmente importan. Como perfeccionista con una mentalidad de hacerlo todo, lo más difícil para mí fue dejar de sentirme culpable. Siempre pensaba que decepcionaría a los demás o que dañaría nuestra relación si rechazaba una invitación o me negaba a asumir otro proyecto, pero eso no podía estar más lejos de la verdad.
Está bien que se sientan decepcionados por un momento, pero he aprendido que la gente valora la honestidad por encima de todo. Establecer límites con mis clientes me ayudó a comunicarme con mayor claridad, al eliminar tareas sin sentido pude concentrarme en los proyectos que me ayudaron a avanzar y limitar mis horas de disponibilidad me permitieron dedicar mi tiempo a las personas con las que quiero pasar tiempo.
El poder del essentialismo
Una vez que comencé a respetar mi tiempo, descubrí que los demás también comenzaron a respetarlo. Esto me ayudó a canalizar toda mi energía y tiempo en construir mi propia vida según mis propios términos. Alineando mis pensamientos con el essentialismo me sentí liberado/a y empoderado/a. En lugar de buscar formas de hacer más rápido y de manera más eficiente, siento más alegría al hacer menos pero con un mayor impacto.
Se requiere disciplina y valentía para ser un essentialista, y para mí, vale la pena correr el riesgo para encontrar el tiempo y volver a enfocarme en lo que realmente importa en mi vida.