Desearía que todas las mañanas fueran así. Mis mañanas varían según mis responsabilidades del día, pero esta es mi manera perfecta de disfrutar una mañana lenta y consciente. Durante los primeros 30 minutos, suelo hacer lo mismo todos los días: despertar, cepillarme los dientes, alimentar a los perros y sacarlos.
Si soy disciplinado, me tomo un vaso de agua. Luego, llega el momento de preparar mi café. ¿Qué hay más relajante que hacer una taza de café por la mañana? Me encanta todo el proceso: el aroma que llena la habitación, el sonido del agua hirviendo y finalmente verter el café sobre la espuma blanca. Acompañado de un desayuno ligero, estoy listo para el día.
Si eres como yo, no puedes empezar el día sin limpiar tu espacio. Organizar y ordenar es como presionar el botón de reinicio desde el día anterior y crear espacio para lo que está por venir. En lugar de dejar que las cosas se amontonen, me ocupo de ellas tan pronto las veo. Tener elecciones como parte de mi rutina ha cambiado el juego. Cuando todo está en su lugar, puedo pensar con claridad.
Probablemente, mi parte favorita de la mañana lenta es regar mis plantas. Si me hubieras dicho hace un año que sería una persona de plantas, habría reído, porque lo único que podía mantener con vida era una planta de aloe vera muy poco exigente. Con el paso de los años, he aprendido lo importante que es encontrar plantas que se adaptan a tu personalidad. Para mí, eso significa plantas de bajo mantenimiento que aporten paz y tranquilidad. Ver mis plantas por la mañana instantáneamente mejora mi estado de ánimo y la vida que traen a mi espacio me hace sentir agradecido. Tomarme unos momentos cada día para observar sus cambios me ayuda a desacelerar y apreciar su belleza.
Una cosa que me gusta hacer en una mañana lenta y que normalmente no tengo tiempo en un día ocupado es cuidar mejor de mi cuerpo. Ya sea correr, hacer yoga o meditar, si no eres una persona matutina como yo y te cuesta encontrar la motivación en las primeras horas de la mañana, hacer estiramientos es algo sencillo y efectivo. Los estiramientos han mejorado mi flexibilidad, mi postura y disminuido el dolor de espalda. Un simple estiramiento de 15 minutos por la mañana ha tenido un impacto positivo enorme en cómo me siento, además de fortalecer mi cuerpo y mi mente.
Luego, llega el momento de levantarme. No excluyo verificar mi correo electrónico y las redes sociales, incluso en una mañana lenta. Pero trato de limitar mi tiempo en el teléfono. Compruebo mi correo electrónico, respondo a familiares y amigos, y luego termino. En una mañana lenta, intento mantener el tiempo de pantalla al mínimo para disfrutar del tiempo para mí y con mis seres queridos.
Las mañanas lentas son muy importantes, ya que nos permiten alejarnos de las rutinas agitadas habituales para reiniciar y recargarnos. Cuando aprendemos a tomarnos las cosas con calma, podemos comenzar el día de manera más consciente y con propósito. Espero que encuentres tiempo en tus mañanas para ser más consciente y apreciar todos los hermosos detalles que te rodean.